
Se extravió el objeto repleto de valor, lleno de historia, lleno de sentimiento.
No encuentro la manera de hallarlo, no encuentro nada. Mi cabeza... ¿dónde está?; se fue volando por la ventana, hacia algún lugar remoto y perdido del universo.
Y se convierte en necesidad, cada vez más, como si fuese parte de mi horrendo cuerpo.
La impotencia se albergó en el alma como una astilla imposible de remover, convirtiéndose, así, en la mayor imbecilidad nunca jamás conocida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario