miércoles, 2 de febrero de 2011

Ingnorancia

Como remolinos, circulan entre nuestros cuerpos etéreos, un sin fin de obscenidades incontrolablemente seductoras. Abstrayéndonos del mundo ordinario, ese mundo del cual quisiéramos escapar. Un ir y venir de sensaciones se pasea a través del ser que uno es, juega con nosotros; nos destruye, hace rebalsar la percepción cotidiana.

Lo cotidiano, disfrutamos ignorar semejante enfermedad, para luego darle paso a caracterizaciones de la realidad totalmente contrarias a dicha porquería rutinaria. El único problema es que, todo lo que tengo para darte, es mi ignorancia. Nada de mágico alberga mi ser.

1 comentario:

Amanda Oxidada dijo...

No tienes nada que agradecer. Es extraño que mis palabras insulsas generen algo en ti, es como una sensación de contradicción y confusión (ya que mi manía de analizar todo sentir me impide hacerlo verdaderamente...) Pero a la vez encuentro cierta paz en haberte hecho llegar esos escritos, que me leas, que me encuentres, que tengamos ese lugar de unión en el cual refugiamos nuestras mentes en completa comunión. Me llena de un placer extraordinario saberte, nombrarte. Gracias a ti por todo eso.

Espero con ansias el viernes, día de nuestro, ojalá, no último encuentro.