
Es la tortura constante de las calles
los pasillos.
Soy un fantasma entre una multitud
inagotable;
en cada rincón de este condenado
lugar hay una historia
viviendo.
A menudo quisiera
desaparecer.
Convertirme en no más que polvo,
acomodado estratégicamente
debajo de una alfombra.
Las miradas no son
las mismas
de
siempre.
Y aquellos tiempos
todavía soplan,
intangibles.
Al borde
del llanto,
del abismo
marcado
entre lo que es y ya fue,
deseando volver,
tocarlo,
penetrarlo,
lamerlo,
besarlo
y sentirlo
muy dentro
de mí.
los pasillos.
Soy un fantasma entre una multitud
inagotable;
en cada rincón de este condenado
lugar hay una historia
viviendo.
A menudo quisiera
desaparecer.
Convertirme en no más que polvo,
acomodado estratégicamente
debajo de una alfombra.
Las miradas no son
las mismas
de
siempre.
Y aquellos tiempos
todavía soplan,
intangibles.
Al borde
del llanto,
del abismo
marcado
entre lo que es y ya fue,
deseando volver,
tocarlo,
penetrarlo,
lamerlo,
besarlo
y sentirlo
muy dentro
de mí.
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